Avicultura
La historia de la evolución de los animales domésticos se encuentra ligada con la del hombre.
Por ejemplo, la domesticación del lobo evolucionó hacia las más de 300 razas caninas actuales. El mismo lobo es el ancestro de los Chihuahuas (que pesan entre 1 a 3 kg), y del Gran Danés (cuyo peso puede ser de 55 kg). Esto se fue logrando mediante selecciones sucesivas hasta llegar a cada raza.
Lo mismo ocurre con el pollo: el ancestro se llama Gallus bankiva. Se lo fue seleccionando por miles de años, hasta que se lograron razas con distintos objetivos, por ejemplo, de combate, ornamentales, para la producción de huevos, para la producción de carne, o doble propósito (para carne y huevos).
El índice de reproducción de las aves es tan alto que, cuando en los perros se necesitan 100 años de trabajo genético, en las aves se logra en sólo 10 años.
La avicultura que produce pollos de engorde toma básicamente 2 (dos) razas inglesas productoras de carne. Se seleccionan de generación en generación los mejores ejemplares de acuerdo a una o más características, los cuales luego se reproducen, transmitiendo a su descendencia dichas características. Este proceso se repite sucesivamente, buscando perfeccionar cada vez más la estirpe a través del incremento de la homocigocidad del material genético (es decir, la “purificación” del material genético). Luego, se cruzan esos animales homocigotas para cada característica, obteniéndose aves, tanto machos como hembras, con el llamado “vigor híbrido”. Las aves no son híbridos verdaderos, sino que el concepto hace referencia a las características óptimas que el ave tiene como resultado de las múltiples cruzas de aves seleccionadas de generación en generación. Las diferencias son solamente fenotípicas, referidas al desarrollo físico del ave. No se trata de la creación de una nueva especie de aves, sino de la misma especie perfeccionada en sus características físicas. Por lo tanto, si deseásemos cruzar este pollo con el ancestro Gallus bankiva igual tendrían cría.
La capacidad de reproducción de la especie es muy elevada. Una gallina puede producir 150 pollitos por año. Asumiendo que nazcan un 50% de hembras y 50% de machos, en un plazo de 5 años toda su progenie llegaría a unos 60.000.000 de aves.
Esta característica es la que permite seleccionar intensamente a los individuos que tienen mayor crecimiento, para dejarlos como reproductores.
El crecimiento del pollo es tan veloz que un pollito de 1 día que pesa 50 gramos a los 40 días de edad pesará aproximadamente 2,5 kg, es decir, crece 50 veces su peso.
Es lo mismo que si un ternero de 50 kg al nacer en 40 días llegara a pesar 2.500 kg.
La heredabilidad del peso tiene un índice del 50%, esto significa que 50% es herencia y 50% influencia del ambiente.
En el ambiente influyen la nutrición, el tamaño del huevo, el manejo de la sanidad y el medio ambiente propiamente dicho.
El manejo del medio ambiente propiamente dicho implica ofrecer al ave condiciones de confort tales que ésta no deba recurrir a mecanismos homeostáticos para adaptarse. Esto se traduce, en forma general, en la generación de un clima ideal en términos de temperatura, ventilación y luz. El pollo de campo debe hacer ajustes fisiológicos, de adaptación al medio ambiente. Por ejemplo cuando se expone al frío, para mantener su condición de animal homeotermio, aumenta el catabolismo de sus propias reservas. Cuando se expone al calor sufre un desequilibrio del medio interno, puesto que al no contar con glándulas sudoríparas, debe recurrir al mecanismo del jadeo, que lo llevará a la hiperventilación, lo cual lo puede conducir a la muerte.
La característica de la avicultura industrial es la de ofrecer a las aves un ambiente termoneutral. En condiciones invernales, esto se logra mediante calefacción y ventilación adecuadas. Por su parte, en épocas de calor se utilizan mecanismos de enfriamiento y ventilación, que se instalan en los galpones de crianza.
No hay ingeniería genética en el desarrollo de las nuevas líneas, sino permanentes y continuos trabajos de selección en la búsqueda de objetivos predeterminados: mejor conformación, mayor tamaño de pechuga, huesos más chicos, etc.
Seguramente en los galpones de cría de reproductores de hoy se está trabajando en el pollo del año 2020, que será de la misma conformación que el actual, pero sin duda, con mejor perfil para lo que demanda el consumidor.
Al igual que el pollo de los años 1960 y 2000, los pollos del 2020 seguirán siendo el resultante de los mismos cuatro pilares:
Cuatro pilares en los que se apoya la avicultura industrial desde su nacimiento:
Producto de un objetivo y un riguroso plan de selección.
Materias primas de primera calidad científicamente balanceadas para los requerimientos de proteínas, energía, aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales.
Estrictas medidas de bioseguridad y profilaxis, sumados a planes de vacunación que transfieren inmunidad parental.
Cuidado armónico de las aves, condiciones óptimas de confort ambiental y el desarrollo de equipos y tecnología permanente.
A lo cual se suma la permanente investigación y ciencia aplicada.
El constante e interrelacionado trabajo en estos 4 pilares ha conseguido que los pollos que en la década de 1960 pesaban 2 kg a los 80 días de edad y consumían 5,800 kg de alimento, en el año 2000 pesen 2,600 kg en 50 días de edad y consuman 5,200 kg de alimento.
Como consecuencia de esa evolución, en aproximadamente 35 años se logró obtener un pollo con 600 gramos más de peso en 30 días menos de crianza y consumiendo 600 gramos menos de alimento por pollo.
No obstante, el tamaño del “pollo argentino” responde a la demanda del consumidor, que aprecia en ese tamaño un sabor equilibrado e ideal registro de consistencia en su carne.
Fuente: CEPA – Centro de Empresas Procesadoras Avícolas.